domingo, 16 de diciembre de 2007

Cronica de una tarde de despedida

Imprescindible. Irreemplazable. Modelo, símbolo, emblema. Jorge Valdivieso se sacó los breeches para siempre. Desde hoy, una montura estará vacía. Un caballo sin guía. Un grande se fue del turf a lo grande. Ganando carreras. No podía ser de otra manera tratándose de Valdi. Será difícil acostumbrarse a hablar de ex jockey cuando haya que aludir al mendocino de las piernas chuecas, al ganador de más de 4600 pruebas. Antes, que eso será Jorge, Valdivia, el Rubio para todos. El hombre es marca registrada. Arriba y abajo de los caballos. En Palermo, San Isidro, La Plata o en la calle Florida. Es el más famoso. Para muchos, también el mejor. Valdi comenzó su último día de trabajo en el hipódromo del Jockey Club sospechando lo que le podría esperar. Estaba en los planes que ganara la primera del día. Lo hizo con Dream Lad y explotó el hipódromo. Dos horas después volvió a ganar, ya con Quiero Bailar. Entonces, el escenario de San Isidro se vino abajo. Ahí nomás quedó de ganar el Carlos Pellegrini con Puchet. Hubiese sido el broche de oro a casi 33 años de comunión con el turf. Antes, el viernes, había obtenido su última carrera en Palermo. "No hubo ningún festejo; hoy -por ayer- tengo que correr de 54 kilos a Puchet. La carrera es muy importante y no voy a dar ninguna ventaja. Mi compromiso con los dueños del caballo está antes que todo lo demás", comentó apenas ingresó en el hipódromo. Jorge tenía ganas de hablar. Horas más tarde, cuando la emoción lo hizo suyo, un nudo en la garganta le haría las cosas más difíciles. "Me levanté a las 8, troté en la cinta y cuando terminé, me saque la camiseta, los calzoncillos largos, a las medias las tiré, y les dije adios." Muchas veces sonó su teléfono durante toda la mañana. Amigos, colegas y familiares para desearle suerte en el gran día que comenzaba. "Mi familia sabe que tomé la decisión correcta y yo también. Tal vez después me arrepienta, pero creo que cumplí con todo lo que soñé. Al turf no le puedo pedir más. Esta vida es muy dura. A veces pienso que antes no teníamos y, ahora que sí, tampoco comemos. Llegó el momento de disfrutar un poco de la vida, ser una persona normal y que pueda darme un gusto de vez en cuando." Una de las personas que más contenta está por el retiro es su madre. "Mi mamá quería que yo largara. Pobrecita, me decía: «Nene, no te preocupés, ya nos vamos a arreglar». El otro día le dije: «Vieja, quedate tranquila; no nos va a faltar nada.»." Jorge es una persona que aparenta no saber lo que produce con su presencia. Idolatría, admiración y respeto son algunos de sus atributos, pero los minimiza."Lo que quiero es devolver un poco de lo mucho que me dieron. Yo sé cuál es mi origen y nunca voy a olvidar a los muchos que me ayudaron. Pueden contar conmigo para lo que quieran, siempre voy a estar presente." ¿El futuro? "Me voy a tomar un tiempo. Mi futuro está en la cuida. En enero me voy unos días afuera. Después llegará el tiempo de capacitarme para la nueva actividad que voy a comenzar. Quiero formar un equipo de primera. A la confianza que me dan, tengo que responderle con trabajo". Eran las 20.17 y Jorge Valvivieso se bajaba por última vez de un caballo, con la chaquetilla del Jockey Club, tras haber desfilado frente a las tribunas entre mil aplausos. Y no le vamos a poder pedir un bis, maestro.

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